Los celos producen incontables sufrimientos en las parejas,
pérdida de libertad física y psicológica, violencia, separaciones y divorcios.
Los celos no son, como algunos creen ingenuamente, "muestras de
amor", sino todo lo contrario, la evidencia de la falta de amor o,
como mucho, el cáncer que lo paraliza y destruye lentamente.
No importa si los celos son "fundados" o
"infundados , sino su intensidad. Cuanto más fuertes y
perturbadores son, más demuestran la condición neurótica del celoso. Pues
los celos como la rabia, el miedo, la envidia, la tristeza, etc. no
son evidentemente sentimientos "causados" por el comportamiento de
los demás, sino un síntoma del propio desequilibrio personal frente a tal
comportamiento.
Los celos intensos son, pues, un síntoma neuróticoSe pueden s
enumerar diferentes posibilidades:
1) Carencia amorosa infantil. Las personas que han
sufrido mucha falta de cariño, que tienen un hambre antigua de amor, se aferran
desesperadamente a sus parejas, sienten pánico de perderlas, y de ahí sus celos.
Éstos expresan un claro miedo al rival, un horror a la pérdida del
amor.
2) Narcisismo. La persona narcisista necesita
"poseer" a su pareja para sentirse adorada, fuerte, superior; para
ella, el amor no es un diálogo, sino una defensa, un signo de poder personal.
Por eso, sus celos expresan un miedo a perder el poder, a ser herida en el
propio orgullo, a ser humillada, Y, por lo mismo, también indican su envidia
del posible rival, al que sentiría vencedor y más poderoso.
3) Inseguridad. Las personas inseguras, con baja
autoestima, o que sienten que su relación de pareja es frágil o incierta,
sienten el continuo temor de ver confirmadas sus sospechas y que todo
desaparezca en cualquier momento. Sus celos significan: "no valgo nada,
nuestra relación no vale nada, me aterra que suceda finalmente el naufragio que
quizá merecemos".
4) Proyecciones. Tal como "piensa el ladrón que todos
son de su condición", así la persona que siente íntimos o inconscientes
deseos de ser infiel teme sin cesar que su pareja también lo sea, se le
adelante en la infidelidad. Sus celos son una tapadera de sus propios
anhelos inconfesables, y también expresan el miedo a ser herido en el propio orgullo.
Significan: "me sentiría horriblemente burlado, humillado y
envidioso de que tú te atrevieras a hacer lo que yo hago tantos esfuerzos por
reprimir".
5) Moralidad. La estricta moralidad de muchas personas,
grupos y etnias les hace entender el amor y el matrimonio como una especie de
pacto de sangre, de negocio o alianza política, de modo que cualquier
infracción supone una traición social, una humillación pública, un delito. Los
celos de estas personas surgen del siguiente mandato: "hicimos un
pacto, me perteneces, no tienes derecho a engañarme porque sería mi vergüenza y
mi ruina; si lo haces me vengaré".
6) Homosexualidad. En ocasiones los celos excesivos son una
defensa contra la propia homosexualidad inconsciente. Por ejemplo, un hombre
puede ser obsesivamente celoso con su mujer porque él mismo quisiera
relacionarse con otros hombres.
La predisposición a los celos intensos sólo puede disminuir con la
maduración psicológica del individuo y, en su caso, con la ayuda de una
psicoterapia psicodinámica, que analizará los motivos específicos de los celos
de cada persona y la ayudará a superarlos.
La perspectiva psicoanalítica de
Sigmund Freud plantea que los celos están entre los afectos que se consideran
normales. Es decir que cuando este
comportamiento no aparece en un sujeto su comportamiento se le considera
anormal y los celos no se manifiestan por que se hallan en un estado de
represión.
Así pues la perspectiva psicoanalítica distingue
tres tipos diferentes de celos. Los normales, los proyectivos y los delirantes.
Normales: Estos son los más frecuentes, su origen
se encuentra en la tristeza y la
ansiedad que causa el dolor ante la pérdida del objeto amado. Las heridas que causa la pérdida del objeto
amado son de tipo narcisista y sentimientos hostiles que son dirigidos hacia el
rival, acompañados por una carga considerable de autocritica que recae sobre el
yo, responsabilizándolo de la perdida. El origen de los celos, tienen su origen
en la vida infantil, en las primeras relaciones de amor que empiezan con el
complejo de Edipo. Pues es ahí donde comienzan a desarrollarse los sentimientos
de amor y de odio, que acompañaran toda su vida, guiándolo en sus relaciones
con otros, adoptando diferentes formas,
de acuerdo a la situación en que se encuentre.
Se dice en esta perspectiva que los amantes mas
débiles son los que se centran más en los celos que en el mismo amor.
Plantea también las diferencias que existen entre
los sexos de las personas celosas, mientras que la mujer que siente celos,
manifiesta un carácter posesivo. En los hombres los celos se presentan como una
enfermedad en donde la duda esta en relación, con debilidad en el sujeto y una
fuerte inseguridad. El hombre se encuentra frente a un rival que puede
despojarlo, quitarle aquello que posee y que tanto cuida. El otro hombre, el
rival, es aquel que representa la amenaza de quitarle su posición de
privilegio.
Muchas escuelas psicoanalíticas han contribuidos
con numerosas contribuciones científicas donde se relacionan los celos y la
envidia, con el amamantamiento. El seno, que se
percibe como fuente nutricional y de la vida misma, es el "prototipo de la
bondad materna, de la paciencia inagotable y de la generosidad". Su
función es la de "ser fundamento para la esperanza, la confianza y la
credibilidad en lo bueno" y también sirve para explicar emociones tales
como la rabia y la envidia, que forman parte de los sentimientos infantiles y
de la creatividad de los niños.
El seno representa la restauración de
la unidad prenatal con la madre, perdida en el parto. El seno le permite al
niño recobrar el sentimiento de seguridad propio de la vida intrauterina. La
amamantarían es gratificante: el niño amamantado desarrolla sentimientos de
gratitud y de confianza que crecen a medida que el niño experimente y disfrute
sin interrupciones la lactancia materna.
Los celos se basan en la
envidia pero su existencia requiere de la concurrencia de por lo menos dos
personas. A diferencia de la envidia, los celos no llevan a hacer daño al
objeto amado. La persona celosa teme que un rival le quite al ser amado,
mientras que el envidioso sufre al ver que otro posee lo que él desea, los
celos son la reacción más común del nuevo padre, que siente que el hijo lo
despoja del afecto de su esposa. Los celos pueden no ser conscientes y el padre
al ser confrontado puede tener dificultad para aceptar que siente celos del
recién nacido. Los celos, sin embargo, pueden dar origen a un comportamiento
que conlleva a la falta de apoyo a la pareja y al recién nacido, comportamiento
común entre los hombres, que no saben cómo participar en la vida familiar en el
post-parto.
Este comportamiento
tiende a agravarse cuando los hombres no están preparados para la paternidad Se
suele acompañar de sentimientos de des validez, inutilidad e incompetencia. No
es frecuente que los nuevos padres reaccionen con ira porque no entienden que sus
parejas soliciten más atención o que ellas expresen dependencia post-parto. Los
hombres pueden reaccionar buscando desviar hacia sí mismos el foco de atención
que la pareja ha vertido hacia el bebé y otros presentan síntomas emocionales o
físicos (depresión, dolor). Con frecuencia, la tensión que surge, puede incidir
negativamente en la relación de pareja se
suele acompañar de sentimientos de desvalidas, inutilidad e
incompetencia. No es frecuente que los nuevos padres reaccionen con ira porque
no entienden que sus parejas soliciten más atención o que ellas expresen
dependencia post-parto. Los hombres pueden reaccionar buscando desviar hacia sí
mismos el foco de atención que la pareja ha vertido hacia el bebé y otros
presentan síntomas emocionales o físicos (depresión, dolor). Con frecuencia, la
tensión que surge, puede incidir negativamente en la relación de pareja.
En si son varios factores
los que provocan que un hombre o una mujer tenga celos enfermizos en su vida,
desde la lactancia materna, la fase de Edipo, la confianza que posee el sujeto,
el amor que le fue dado en la infancia, la relación celos-envidia, el estado en
que se encuentra, como padre o madre, como hijo primogénito o segundo, la
felicidad en su vida intrauterina, la necesidad de posesión, son muchos
factores que pueden influir en la conducta de celos anormales, mientras que los
celos normales son bien aceptados siempre y cuando no afecten a su persona o a
su pareja.
La terapia psicoanalítica
para una persona con problemas de celos ha resultado muy benéfica pues sanando
todos los sentimientos reprimidos de la infancia y cambiando actitudes se puede
vivir en un estado de salud mental mas gratificante.
Escrito por: A.E.M.A.
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